Temes al amor pero quieres el fuego que me abrasa con tu
llama, es un calor distinto a los que templaban tu piel con brasas apagadas, mi
calor quema tu cuerpo, y es lo que desea tu alma…
¡Lléname de tu fuego!
te vas a abrasar, mi amada;
¡Quiero el fuego!
ven a por él,
es tuyo,
a ti no te costará nada.
Juan Carlos Saceda
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